martes, 17 de agosto de 2010

Refugio interior.

El tibio y misterioso bosque
crece desde dentro.
Inhala la energía amorosa del aire
a través de sus pulmones verdes e infinitos.
Sus raíces honran a la madre tierra.
Las ramas fuertes de sus árboles amables
le acogen y le abrazan,
y el rumor de sus hojas le arrullan,
mientras el naciente sol
posa un beso en sus miles de mejillas.
El ímpetu de su río caudaloso
le dotan de fortaleza y valentía
y al sumergirse en sí,
siente la propia humedad de sus aguas
que le reinventan cada vez y le bautizan
con su mismo nombre.
Sabe que el bosque es su cuerpo,
y su alma, su hogar.
Ha descubierto el lugar
donde habita la armonía.