domingo, 31 de octubre de 2010

Sin que sepas de mí.

El día que me vaya
será el más normal de todos:
no habrá desfile de oropeles y sonajas
ni un elenco de voces disfrazadas.
Todo seguirá su curso noble
con su insoportable simetría:
el sol no vendrá a abrirnos la noche
ni la luna a reinar durante el día,
no serán fantasmas los fantoches
del teatro cotidiano,
ni tendremos manos por orejas
que aplaudan todo lo profano,
ni mucho menos viceversa.
Me iré con la intención de un peregrino:
dispuesta a marcharme sin retorno
por los sabios caminos de otro mundo
sin un único destino,
sin el lastre del tiempo más remoto.
Me iré envuelta en mis silencios
razón de lo que callo y lo que digo,
de mi no escucharás ni un sólo ruido
ni un susurro, ni un murmullo,
ni el rumor más leve del aliento
que sale de las fauces del olvido.

domingo, 10 de octubre de 2010

Quiérete niña.

Quiérete un poco,
quiérete,
¡al menos quiérete
mucho!

Vamos, trátate
como tratas a los demás,
quiero que te sepas
linda,
quiero que te sepas
digna
de felicidad.

¡Quiérete niña!
ámate, por ejemplo,
como amas
las puestas de sol,
la poesía,
o las notas
de un bandoneón.

Bésate
la frente, las manos
¡bésate
la boca y los labios!
sé tu mejor amiga,
acompáñate.

Sal contigo
al cine, al teatro
cuéntate tus dudas,
abrázate
¡tómate de la mano!

Quiérete un poco
al menos,
y como no basta
¡entonces
quiérete mucho!