jueves, 17 de julio de 2008

Reflexiones de la Mariposa III.

¿Por qué ha sido tan lento y difícil que la mujer se defina como sujeto, y más importante aún, que las mujeres nos consagremos en una unidad para lograr nuestra emancipación, que digamos “nosotras” en vez de decir “las mujeres”, justo como lo hizo el proletariado en Rusia contra la burguesía, los negros y las negras de Haití contra los colonizadores franceses, o el movimiento zapatista contra el neoliberalismo?

Cada vez se suman más al movimiento feminista mujeres que hacen consciencia de su posición de desventaja dentro de la sociedad, e incluso, hombres que rechazan los privilegios que el patriarcado les ofrece. El movimiento toma más forma, se torna más organizado, y las mujeres cada vez más se afirman como sujetos y como grupo social. Sin embargo, las mujeres han existido desde siempre y no es, sino ahora, que afloran los frutos de una lucha paulatina y silenciada.

¿Qué nos ata? ¿Será porque no tenemos una historia concreta en común como las negras y los negros de Haití? ¿Que no compartimos una cultura o religión como las y los indígenas del movimiento zapatista? ¿O que no compartimos intereses comunes, como luchar en contra de un trabajo explotador a cambio de un salario miserable por parte del proletariado? ¿Por qué es más fácil, por ejemplo, para una mujer blanca burguesa, ser solidaria con un hombre burgués, que serlo con una mujer negra proletaria? ¿Cuál es nuestro verdadero enemigo concreto, el hombre o la cultura patriarcal que representan? ¿Por qué la mujer no puede definirse como un ser diferente, pero homólogo al hombre, sino como un ser contrario; o aún peor, un ser inesencial, que cuya existencia se define a partir de la esencia del hombre, y que sin éste, ella, por lo tanto, no existe?

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Por la escuela que yo he pasado las costumbres tienen mil años, pero sus leyes aún van muy despacio; los divorcios están pactados, los abortos penalizados... Difícil asignatura es ser una mujer."